¿Cómo está hecho el piso laminado?
Los suelos laminados están hechos de fibras de madera prensada, ya sea MDF o HDF, que es una madera compactada de alta densidad. Esta diferencia en las maderas hace que los suelos laminados estén disponibles para el uso residencial y el tráfico intenso.
Desde la habitación más íntima como el dormitorio hasta la zona más transitada y común como el pasillo, pueden disfrutar con la misma plenitud de un suelo de madera, por supuesto, siempre que el mantenimiento y cuidado sea idéntico. Además del inconveniente anterior, el cuidado que debe darse al suelo laminado tiene que ser delicado, cualquier acción brusca puede dejar marcas que no se pueden erradicar, ni siquiera ocultar.
El acto de colocar un suelo laminado significa que todo el suelo está preparado de antemano para ser una superficie ideal para recibirlo, el inconveniente viene cuando por necesidad se requiere cambiar alguna pieza, ya que el acto de quitar y colocar otra puede estropear las que están al lado y convertirse en un problema mayor. Los suelos laminados se pueden definir como piezas diseñadas para cubrir el suelo, similares en apreciación a la madera pero más baratas, más fáciles de instalar y con una mayor variación de colores y diseños. La composición de los suelos laminados viene determinada por el número de capas, por materiales derivados de la madera y una última capa de materiales sintéticos que provienen de resinas de melamina a alta presión. Por último es necesario hacer referencia a la experiencia comunitaria y desagradable de sentir ligeros golpes cuando se tiene un contacto frecuente con el suelo laminado, especialmente descalzo o con calcetines.
Las planchas que componen el suelo laminado están formadas por múltiples capas, destacando la capa superior que se convierte en la superficie del suelo una vez instalado y que debe tener una alta resistencia al uso y, sobre todo, al desgaste. La forma de fabricación de estos suelos los convierte en una buena alternativa si queremos durabilidad y diferentes opciones en diseños para decorar nuestro espacio. Como los suelos laminados no son una excepción, tanta innovación es a veces contraproducente, porque los años pasarán inevitablemente y quizás cuando haya que cambiar una pieza de suelo laminado, ya no será posible encontrar el diseño idéntico, o al menos no será una tarea sencilla. Aunque los suelos laminados no son nuevos en el mercado, su origen de hecho se remonta a los años 70 del siglo XX, todavía se desconocen muchas de las ventajas e inconvenientes que tienen y han de aportar al interior de una vivienda.
Las resinas utilizadas dan el brillo a nuestro suelo y su acabado puede ser brillante o mate, lo que no repercute en su durabilidad, rendimiento y resistencia. Lamentablemente esta es una de las principales desventajas del suelo laminado, nos referimos a la poca tolerancia al deslizamiento de los muebles sobre él. Además de esto, hay que tener en cuenta que su textura impide la acumulación de polvo, de las escamas de piel que se desprenden de forma natural de nuestro cuerpo y de los pelos que periódicamente se desprenden del cuero cabelludo, por lo que para los hogares con personas alérgicas es un suelo adecuado, así como para aquellos hogares donde las prisas y la rapidez para hacer la limpieza son una constante. Primero conozcamos los pros, y luego los contras, la cuestión es tener la visión completa de lo que ofrece un suelo laminado.
La única zona que aún no es apta para el suelo laminado es el exterior, es decir, no es un suelo diseñado para todas las inclemencias del tiempo que pueden ocurrir.